La mesa del comedor era rectangular. Desde mi esquina sólo era capaz de prestar atención a dos detalles insignificantes para el resto: vuestras miradas de complicidad, y la gran cantidad de gilipolleces que salían de su boca.
Estais en mi casa...no se por qué tengo que cruzarme con ella por el pasillo. Y por su culpa he tenido que aparcar el coche lejísimos de la puerta de casa. Desgraciada...
Te idealicé porque pensé que eras diferente, que nunca caerías en una persona así. Te has aferrado a la primera persona que ha mostrado (de forma literal) interés por ti. Pero no has caído en la cuenta de que también se puede dar de forma no literal, y que podrías haber ganado mucho más si hubieras sabido ver más allá de lo que tienes justo delante.
Las cosas están así, y el que sale perdiendo eres tú. Sólo lamento tener que aguantar que cada quince minutos esteis saliendo al jardín para estar a solas un rato. Y lamento que seais tan patéticos como para no poder inventaros otra excusa mejor que salir a fumar un cigarro.
Invitar a gente a cenar a casa es un coñazo. No lo disfrutas, sólo te dedicas a atenderles y acabas agotado. Y es aún peor cuando tienes que salir continuamente al jardín a por cosas,y descubres cada vez que sales que hay dos colillas más en el cenicero.
Del verdadero viaje no se venden postales
Hace 6 meses


3 comentarios:
totalmente de acuerdo con el tema de la historia.
EA.
enorme! qué d emociones hay dentro d la pequeá rákel jojo
enorme q esté ahí, al final, iba leyendo y sabía q estaría al final, la palabra mágica, q evoca al final del relato todo lo anteriormente expuesto.
enorme
te toca tirar XD
Fumar puede matar.
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