Escuchando: "No past land"
Cara del día: indiferente
Mirna pensaba que todo llegaría más lejos. Pero por fin llegó el odiado día en el que tenía que decidir que prefería. Y la verdad, no había mucho donde elegir. Los largos caminos soleados y tan apetecibles en un principio, se habían vuelto igual de simples que aquel en el que siempre se había encontrado. Las señales se equivocaron aquella noche y su oportunidad torció la esquina dándole la espalda.
Se sentó en un banco helado a pensar. La luna se calló porque no sabía que decir, y su reflejo susurraba tonterías que a Mirna no le apetecía escuchar. En el fondo sabía que no iba a cambiar nada, pero cualquier excusa era buena para disfrutar de un poco de viento frío en soledad. Y además, sabía de sobra que no se planteaba el cambiar. Tal vez porque en el fondo no quería, o seguramente porque le daba vértigo la inmensidad que se presentaba más allá de su mundo ordenado.
Cuando el sol le dio los buenos días, regresó a su refugio. El café del desayuno trató de convencerla de que por muy simple y cotidiano que fuera su camino, no era del todo malo. Pero el zumo de naranja le mostraba otra realidad cargada de novedad. Pero a Mirna nunca le gustó encontrarse la pulpa en el zumo, siempre prefirió la cafeína con un toque de sabor amargo.
Del verdadero viaje no se venden postales
Hace 4 meses
2 comentarios:
que buen invento los coladores, le quitan la pulpa al zumo
Mirna no tiene...:(
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