Pasaban los días, y las cosas no cambiaban. Se aferraba a cambios superficiales para convencerse a sí misma de que las cosas iban a mejor, pero la realidad es que seguía como siempre: vacía, sola, teniendo todo lo que nunca había querido tener. Lo peor es que no sabía como empezar a cambiar las cosas. Por dónde empezar, por quién, y de qué manera...cada segundo que pasaba se perdía más.
Un día subió al ático. Nunca antes había estado allí, pero esa tarde escuchó una voz que le sugirió que fuera a verlo. Se acercó al borde y miró con respeto al suelo. Le entró miedo por el vértigo, e intentó girar sobre si misma para volver a su piso. Al dar la espalda al vacío, alguien gritó desde abajo. Se acercó de nuevo, y al escucharlo lo comprendió todo.
"Se acabó el huir"- dijo en voz alta. Y saltó.
Del verdadero viaje no se venden postales
Hace 6 meses


5 comentarios:
La culpa es de esa horterada que tienes por flequillo, que no te deja ver bien... :P
Todo es ponerse.
Pues la chica siguio huyendo pero hacia abajo... XD
Por cierto, coincido con glog...:P
Los demonios de la noche bajaron(con las letras de cocacola) y se llevaron parte de tu pelo... XD
jajajaja, Mario no mientas que ayer te gustaba!!!!
pensé q iba a tropezas y pallll piso XD jojojo
enorme la nueva cabecera frase piratil incluida :D
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